He estudiado Ed.Primaria y Ed.infantil y soy maestra. Estoy totalmente en contra de los métodos conductistas y en los métodos para ''adiestrar'' niños.
Creo en la importancia de un entorno feliz y estable para que los niños también lo sean, en la educación con respeto, firmeza, empatía, amor, cariño, grandes dosis de paciencia y mucha mucha imaginación.

''Le puedo echar la culpa al ministerio, le puedo echar la culpa al régimen, pero en el aula YO hago la gran REVOLUCIÓN.''

jueves, 25 de abril de 2013

El gran papel del maestro

No hay nadie que dude de la importancia de la primera infancia (0-6años), de cómo esta se lleve a cabo, de cómo se eduque al niño en esta etapa (y en las demás), de cómo sea su tipo de apego y sus vínculos con los demás, de como sea tratado por los adultos, en definitiva casi todos sabemos que los primeros años de vida marcan (no determinan) la vida del adolescente y posteriormente la de adultos.

La teoría nos la sabemos todos pero ¿la práctica? cuando empecemos a comprender la gran importancia de ser buenos maestros (y padres) cambiaremos un poquito este mundo deshumanizado y enfermizo. Cuando entendamos el gran papel de los maestros (al igual que el de los padres), empezarán a cambiar las cosas.

Con esto me refiero a que hay gente que no valora del todo, o como se debería, el papel del maestro, gente que se cree que solo se pinta, colorea, aprende a leer y escribir, los números y poco más. Ser maestro es más que eso, y no me refiero a tener mucha paciencia, ya que eso se tiene que dar por hecho en esta profesión.
Me refiero a la importancia de saber cuáles son las necesidades de los niños, comprenderlas, respetarlas, saber y comprender sus etapas, esos momentos difíciles por los que todos o casi todos pasan, anticiparnos a los conflictos que surjan, y si ya han surgido (como suele pasar el 90% de las veces) saber resolverlos sin violencia física ni verbal, ni con amenazas ni chantajes, tener empatía (cosa que muchos adultos ni tienen) hacia sus sentimientos y no infravalorarlos ni negarlos, aceptar sus emociones (tristeza, alegría, rabia, impotencia, ira...), enseñarles a gestionarlas, enseñarles a canalizar la ira y la rabia, aceptar al niño tal y como es y darle las herramientas necesarias para que, poco a poco, vaya siendo más autónomo y se valga por sí mismo.

Recordemos y valoremos que cómo seamos tratados en nuestra infancia, cómo nos ayuden a gestionar nuestros conflictos en la infancia, así seremos en la etapa adulta. Si jamás les enseñamos a canalizar la rabia e ira, probablemente serán adultos agresivos o frustrados que no saben manejar ciertas situaciones de estrés. Si les educamos a golpes, a ''cachetes a tiempo'' o a gritos probablemente de adultos resolverán así los conflictos. Si les anulamos los sentimientos o pensamientos (no llores, menuda chorrada por la que te pones así etc.), si les negamos sus emociones (¡no estés triste!) y les adiestramos como si fuesen los perros de Pavlov, probablemente serán adultos con emociones reprimidas, adultos que no saben expresar sus emociones o sentimientos, y que piensen que su opinión no vale.

Así que luego nos asustamos de esta sociedad fría y calculadora, falta de empatía y con dificultades o miedos para demostrar los sentimientos y un largo etc.

No olvidemos que ser maestro es mucho más que pintar y sumar, estoy segura de que cuando cambiemos de perspectiva, y solo cuando la cambiemos, cambiará esta sociedad.

Y sino a todas esas personas que infravaloran esta profesión o no lo valoran como se merece las invitaría a estar una semana en un aula de 2,3,4 o 5 años con 20 niños (como mínimo).

No hay comentarios:

Publicar un comentario